Belleza y Salud

Los cuerpos de verano se fabrican en invierno

Todo lo bueno engorda, pero tampoco hay que sufrir demasiado. Es mejor que estés atenta a estos consejos

 

Esta semana voy a volver a insistir con el tema de ejercitar, comer bien y cuidarse pese al frio y estemos mas tapados. Estuve consultando gente especializada y recopilando informacion y desarrolle estos 8 puntos para que tengan en cuenta y no se dejen estar en esta temporada de invierno, porque para llegar bien al verano, hay que seguir trabajando en invierno, campers!

Los nutricionistas establecen una pérdida de peso de entre cinco y seis kilos para bajar una talla. Pero esto es una aproximación que puede servir solo de guía, porque aquí lo principal es el volumen. El ejercicio físico puede contribuir a ganar peso, correspondiente a masa muscular, al tiempo que se quema grasa, que es lo importante. También depende mucho de tus zonas más problemáticas y de la desigual pérdida de volumen. Pasar de una talla a otra en un pantalón o una falda supone una variación del patrón de 2,5 cm; en el caso del muslo en un pantalón pitillo, de entre unos 0,8 y 1 cm; en la cadera y en el pecho, de entre 2 y 2,5 cm, y en la espalda, de 1 cm.

1. Revisa el refranero

Como dicen las abuelas, para no engordar hay que «desayunar como un rey, comer como un señor y cenar como un mendigo». Si a esto le añades «beber (agua) como un cosaco» y «recolocar los alimentos», a buen seguro perderás dos o tres kilos y unos cuantos centímetros. La doctora Montse Folch, del Institut Vila-Rovira, nos da una pauta dietética superreductora:

• Evita los alimentos evidentes: la cerveza (con y sin alcohol), el alcohol en general y las grasas(mantequilla, fritos).

• Mantén las cinco raciones al día de fruta y verdura, pero reduce su cantidad.

• Come más proteínas de origen animal (pollo, pavo, conejo, pescado, marisco, huevos y lácteos desnatados). E invierte las proporciones habituales del plato: pon más proteína y menos verdura. Esta pauta dietética se debe completar con dos litros de agua diarios y bebiendo, antes de las tres comidas principales, un caldo depurativo de perejil, apio y cebolla, sin sal y con unas gotas de limón. Eso sí, solo puede hacerse durante un mes como máximo y bajo control médico.

 

 

 

2. ¿Prefieres quemar zapatilla?

«Si no te gusta hacer pesas, prueba a correr por la calle tres o cuatro veces a la semana. Comienza con 10 minutos y ve aumentando poco a poco», afirma Raúl Quilón, entrenador personal de Slow Life House. Si eres una sedentaria de libro, «empieza caminando a buen paso, a un ritmo que te permita hablar, pero con la respiración entrecortada», añade el entrenador. Aunque con el cardio se gastan calorías en el momento, en dos horas el metabolismo regresa a niveles de reposo. Sin embargo, los ejercicios de pesas y máquinas dejan el músculo tan cansado que tarda 16 horas en recuperarse, por lo que quemará más grasas.

 

3. Muscular o no muscular, esa es la cuestión

Sudar no es la única forma de adelgazar. «Lo importante es hacer trabajo de musculación», afirma Marcos Flórez, entrenador personal y director de Estarenforma.com. Pero reducir volumen y, por ende,talla no tiene por qué implicar menos kilos en la báscula. «Puedes perder, ganar o quedarte igual. Aunque lo normal al hacer ejercicio es generar musculatura, que pesa más que la grasa», continúa. Esto no significa lucir unos músculos desproporcionados. El truco está en la tonificación, «porque ayuda a perder peso y logra una piel elástica que se ajusta al cuerpo tras la pérdida de volumen.

Lo mejor son las pesas y repetir movimientos básicos de todos los grupos musculares, centrándose en los abdominales, piernas y glúteos», explica Juan Carlos López, fitness manager de Holmes Place Palacio de Hielo. El muslo se tornea, el trasero sube y la tripa encoge, pero además se puede perder peso de forma general, porque se activa el metabolismo. ¿El secreto del éxito? «Ir de menos a más y ser muy constante», añade. Eso sí, «no hay que llegar al agotamiento», aclara Felipe Isidro, catedrático de Educación Física y asesor del Método Pronokal. Tampoco es bueno obsesionarse con zonas determinadas, el trabajo ha de ser global. «Para evitar la sobrecarga de un grupo muscular concreto, debes ir variando el tipo de ejercicios y hacer breves descansos de uno o dos minutos entre series», concluye.

 

 

 

4. Bajo el agua

En Slow Life House proponen un plan para perder entre tres y cinco kilos en tres semanas, recomendado para personas con sobrepeso moderado y que gocen de buena salud. Se compone de consultas personalizadas y un seguimiento semanal con la doctora Benito, médico especialista en nutrición. Además, incluye cinco sesiones de masaje subacuático que se llevan a cabo en una bañera y constituyen una herramienta estupenda para el drenaje linfático y la reducción de volumen.

5. Vístete para adelgazar

Existen prendas que, por el mero hecho de ponértelas, te ayudan a bajar peso. Es el caso de las camisetas y leggins Slim de Proskins. Están fabricadas en un tejido microencapsulado que mejora la circulación y el flujo sanguíneo, activa el drenaje linfático y reduce la retención de líquidos, las tres principales causas de la aparición de celulitis. Las microcápsulas liberan cafeína, que activa la microcirculación y favorece la destrucción de grasa, y retinol, para regenerar la piel y estimular la creación de colágeno.

 

 

 

6. Tres mejor que seis

Existe una estrategia infalible para entrar en un vestido que se resiste a cerrar: perder líquidos. En esa línea van las mezclas drenantes para añadir al agua, las pastillas, las prendas reductoras y otros inventos. Sin embargo, si tu objetivo es quitarte una talla y olvidarte de ella a largo plazo, la estrategia pasa por perder masa grasa. ¿Cuánta? Unos tres kilos. Si te parece poco, echa la cuenta: «La grasa pesa poco y abulta mucho», declara Itziar Digón, psicóloga y nutricionista de Tacha Beauty. «Para lograr el objetivo, basta quitarse tres kilos de masa grasa porque ocupan el mismo volumen que seis kilos globales (incluyendo líquidos y masa muscular)», apunta. Ahora viene lo bueno: para quemarla no se puede hacer una dieta cualquiera.
Lo básico es restringir los hidratos de carbono procesados, tomar fruta y verdura, sobre todo en la primera mitad del día, consumir más pescado que carne y tomar una pócima que ayude a desintoxicar el hígado porque, de otra forma, no puede metabolizar las grasas y liberarte. Toma nota: el zumo de un limón, canela, miel y pimienta cayena. Todo combinado con ejercicio aeróbico.

 

 

 

7. Déjate pinchar

«Para el objetivo es necesario completar la dieta adelgazante y el ejercicio con tratamientos estéticos. La mesoterapia corporal funciona bien para bajar volumen en ciertas áreas», recomienda la doctora García Maroto, de la Clínica de la Fuente. En diez sesiones de inyecciones homeopáticas, una por semana, se puede combatir la celulitis, eliminar la grasa localizada y reafirmar la piel de la zona tratada.

 

8. Efectos ópticos

«La pérdida de una talla puede ser un hecho visual. Un color oscuro, el escote en uve y determinados estampados pueden servir para centrar la atención en uno de nuestros puntos fuertes y desviarla de los defectillos», explica Blanca Gordon, personal shopper de Shopin. También hay prendas que, por su tejido y forma, consiguen recoger y colocar mejor algunas zonas del cuerpo, como el trasero, el abdomen o los muslos, aportando firmeza y reduciendo el volumen corporal.

«Las licras o elastenos, como los que utilizan las fajas Spanx, nos permiten meternos en una talla menos gracias a la tirantez de su tejido. De la misma manera, un vaquero con tecnología push up hace que el culo parezca más pequeño, porque aporta artificialmente la sujeción que debería tener de forma natural y que ha perdido», concluye la experta.

 

 

 

Fuente: http://thehairvoice.com/