Viajar dos meses con un carry-on me obligó a dejar en casa mis cremas y productos para el pelo que suelo usar y resolver en el camino la rebeldía de mi pelo. Rebeldía adolescente, les juro!
Mi primer sorpresa fue al llegar a Myanmar, país dónde empezó el viaje. No había crema de enjuague, créanme que busqué bien! Solo shampoo y mucha mucha humedad. Hice un primer intento de pelo suelto… Cuando se secó y me vi reflejada en el espejo me di cuenta que había que cambiar la estrategia. Era un león, uno muy desprolijo!
Como todas las de pelos rebeldes sabemos, los rulitos cortos en el marco de la cara, esos que vinieron a complicarnos la existencia, solo se controlan si estiramos el pelo hacia abajo con un rodete o en una trenza ajustada. Asi que volví a la ducha y al shampoo, porque con el pelo está mojado esto da mejor resultado. Con el pelo empapado me peiné cual bailarina del flamenco y me até el pelo en un rodete abajo. Unas horas mas tarde cuando el pelo ya se habia secado lo solté y ya estaba más prolija y los rulos de los que les hablo ya estaban dominados. Al día siguiente repetí la técnica, esta vez con una trenza invertida que quedo copada.
Fui inventándole variaciones a este peinado que podría resultar bastante aburrido y termine divertida con el desafío. Flores, gomitas y adornos que encontré en el camino fueron mis accesorios!
Tardé en acordarme de algo clave que tenía en la valija… Mi planchita ga.ma traveller. Había estado tan a mil los primeros dias que se me olvidó ese detalle! Asi que después de este primer destino seguí con estos peinados bajos, pero ya podía soltarme más el pelo porque con la ayuda de la planchita pude controlar los mechones de adelante! Fue clave tener la planchita, tan mini que parece de juguete! Se calienta a tope en un minuto y no ocupa lugar en la valija.
Cuando llegué al primer destino playero después de un mes de no cuidarme mucho el pelo, encontré crema de enjuague y ampollas de pelo buenisimas! Así que aproveche para mimarlo un poco. Ahí me olvidé de las gomitas y los peinados… Llené mi pelo de arena y sal, el mejor producto para unas ondas playeras. A veces con sombrero y otras sin, pero suelto y libre!
Y último el frrrrrio!!! Llegué a Francia y la humedad desapareció por completo! Además, con tanto gorro puesto el pelo acható. Y para mi sorpresa… Había crecido mucho! Con tanto rulo no me había podido dar cuenta. Bastante rubio en las puntas por el solazo del último mes. Aproveché y me divertí inventándome peinados que por pelicorti nunca me podía hacer!