¡Por fin vacaciones! Deseadas por mucho tiempo y finalmente llegaron… Las disfruté como loca, pero… ¡qué rápido pasaron! Esta vez, el destino fue un continente desconocido al que hace mucho quería ir: ¡ÁFRICA!
No hay palabras, ni forma de transmitir en su totalidad esta experiencia transformadora e inolvidable. Solo decirles que es un destino que te atraviesa y completa en muchos sentidos: la conexión cruda y sin filtros con la naturaleza, vivir rodeada de selva y animales salvajes, entender sus tiempos y la famosa “ley de la selva”, y poder espiar un poco de su mundo tan maravilloso.
¡La cultura de los diferentes países en los que estuve no dejó de sorprender! Gente dispuesta, abierta y con ganas de compartir su tiempo. Aprendí muchísimas cosas de sus costumbres, sus diferentes tribus y lenguajes ¡imposibles de diferenciar!
Algo que me fascinó fueron los peinados de las mujeres, súper elaborados, todos diferentes ¡y con mucha onda! Cada vez que me cruzaba con alguna que tenía algún estilo que me impactaba, me quedaba horas hablando y preguntándole cómo hacía para que le quedara así. ¿Sabían que la mayoría usa extensiones? Sólo la raíz del pelo es natural y, a eso, cada tres o cuatro meses, les cosen extensiones que, después, se las peinan con estilos súper originales. Así que, atrás de cada peinado, ¡hay horas y horas de trabajo!
Los diferentes paisajes y lugares que fueron apareciendo en el viaje parecían infinitos. En dos horas de viaje en auto, el paisaje cambiaba de playa a selva o reservas naturales entre montañas y ríos.
Agradecida infinitamente con esta GRANDÍSIMA experiencia vivida, recomiendo 100% este destino con todo mi corazón.