Encontrar un buen peluquero no es tarea fácil. Sobretodo para las que tenemos un pelo “complicado”. A mi me llevo veintitantos años, muchas recomendaciones fallidas, varios disgustos e incontables cambios de corte de pelo, para finalmente encontrar la persona indicada!
El dato me lo paso una amiga, porque me había encantado como le había quedado el corte y el color después de ir a la peluquería que le había recomendado su novio… jaja! El boca en boca realmente es el mejor marketing del mundo ¿no? No lo dudé un segundo y le pedí el número de la peluquería. En dos segundos, y a través de whatsapp yo ya tenia mi turno sacado para el día siguiente con Gaby, el dueño de Taller Urbano, una peluquería que nada tenia que ver con las peluquerías que conocía.
Al entrar por primera vez, no entendía bien si estaba llegando a una galería de arte o a un local de diseño… pero sentí que me había confundido. No estaba en una peluquería como las que conocía, esto era diferente. Un ambiente de arte absoluto, buena música, cuadros y grafitis.
Me recibió Gaby, que es quien recibe a todos los clientes que entran porque el está siempre ahí y es el que corta el pelo de todos. Charlamos un rato, le conté de mi, qué me gustaba hacer, a qué me dedicaba… yo veía que me miraba, me estudiaba, analizaba mi pelo… Al rato fuimos al sector que tiene armado para cortar el pelo –de nuevo, nada parecido a lo que estaba acostumbrada a ver- y me preguntó qué quería hacerme en el pelo. Mi respuesta fue simple, “lo que te parezca que me va a quedar mejor”. Así que de a poco empezó a cortar algunas mechas, entre medio de una cosa y otra me secaba el pelo, me lo despeinaba… creaba en movimiento. Después de cortármelo, me hizo también el color. Todo supernatural y siempre respetando mis raíces, sin ir a algo muy diferente, pero resaltando lo mas lindo de mi pelo, dándole luz y aclarándolo un poco.
Todo este proceso llevo un rato y dio lugar a mucha charla con Gaby, en quien descubrí a un verdadero artista, una persona con una sensibilidad por la estética en general que iba mas allá de la peluquería. La decoración, el arte, la pintura… Y su peluquería, o más bien su Taller habla de quién es él como artista. Cada rincón tiene una historia atrás, y todo está hecho o diseñado por el. Moderno, original y trashero (como le gusta decir). Cada vez que voy, el lugar parece ser otro, su movimiento es constante, se reinventa muy seguido y estoy segura que eso le funciona como motor creativo. Ponerse desafíos, nuevas ideas y objetivos son parte de su ADN.
{Siempre, siempre con libro encima}
Ese día me fui feliz con mi pelo, sentía que alguien finalmente había podido sacar su mejor versión y respetando mi movimiento, había creado un corte fácil de llevar. Lo mejor de todo, es que me duró muchísimo!!! El pelo corto en general pierde la forma mucho mas rápido que el largo, y yo la verdad es que no soy de las que van cada mes y medio a la peluquería, asi que fue espectacular en ese sentido también. Voy mas o menos cada cinco meses cuando siento que el color necesita un retoque, y ahí aprovecho y me lo corto.
Con el tiempo, fui presentándole a Gaby a las mujeres de casa, que como era de esperarse, se enamoraron también de toda la experiencia y ahora lo convertimos en un programa de mujeres. Solemos ir juntas a la peluquería, y antes o después hacemos algún programa entre nosotras… visitamos algún museo, comemos en algún lugar que nos guste o nos vamos al cine. Planazo!
{Almuerzo previo + Paseando por el Malba con flequillo nuevo}
Ya van varios años de este hallazgo, y no dejo de sorprenderme de lo muuucho que puede cambiarle a una mujer dar en la tecla con su peluquero! En mi caso por lo menos fue así, y le agradezco siempre a Gaby de haber podido sacarle la vuelta a mi pelo, por verdaderamente verme y entender como era mi pelo y crear un corte adecuado para que mi pelo pueda estar en forma y que mi movimiento natural pueda existir sin tener que alisármelo o secármelo todos los días!