¿Quieres cambiar el tono de tu cabello o iluminar algunas mechas? ¡Elige entre estos métodos!
Según cómo y dónde se aplica el tinte y las tonalidades elegidas, se consiguen distintos efectos. Te contamos en qué se basa cada uno para que puedas descubrir sus características y encontrar la opción adecuada para ti.
Balayage: el estilista aplica la tintura a mano alzada y marca con un pincel. Aporta luz de medios a puntas, incidiendo sobre todo en estas últimas para lograr el efecto degradé y enfatizando en los lugares que más necesitan iluminarse.
Ombré: el color va en un degradado muy definido desde la raíz hasta las puntas. Empieza en un castaño oscuro y termina en un rubio bien claro. El objetivo es conseguir un contraste sombreado.
Californianas: solo se tiñen las puntas del cabello. Se aplica el mismo método que para lograr las mechas tradicionales, pero en áreas más grandes. Las más clásicas constan de un degradado suave que deja la raíz con su color verdadero.
Reflejos: se aplican de la misma manera que las mechas tradicionales (con la técnica del papel aluminio), pero se hace de una manera más delicada y difusa. Solo se tiñe en algunas zonas de la cabellera, lo que crea un look más sutil.
Babylights: con esta técnica se busca crear una melena más natural, realizando la coloración en mechas muy finas, pero en gran cantidad. La idea es utilizar dos o tres tonos similares para dar la sensación de que es el color original del cabello.
Bronde: es una variante del balayage en la que los medios y las puntas se tiñen de un castaño claro y no de rubio. Es una fusión de tonos marrones con otros más brillantes, ya que busca aportar luz sobre todo a las melenas castañas.