Que el pelo luzca de maravilla depende de su estado de salud. Su tratamiento diario influye directamente sobre ello, ya que, si hay una mala costumbre, se repetirá como rutina y generará inconvenientes. En este post encontrarás cuáles son estos errores cotidianos.
Lavarlo con agua muy caliente: las altas temperaturas abren los poros del cuero cabelludo y afectan a los folículos capilares, lo que puede provocar resequedad y que el cabello se caiga. Lo mejor es utilizar agua tibia.
Exponerlo al sol: si pasa demasiado tiempo sin algún tipo de protección, los rayos ultravioletas llegan a debilitar la cutícula del cabello, generando una pérdida de fuerza y elasticidad. Para evitarlo, hay productos que se encargan de este cuidado, aunque lo mejor es usar gorra o sombrero.
Usar fijadores de peinado: el gel y el spray son grandes aliados a la hora de lograr que un look quede impecable. Sin embargo, si se abusa de ellos, pueden generar resequedad en el cabello, haciendo que este se vuelva frágil y termine por quebrarse.
Cepillarlo demasiado: lo recomendable es desenredarlo con un peine de dientes anchos al salir de la ducha, de manera suave y con cuidado. Solo se debería pasar el cepillo pocas veces y cuando ya esté seco. Esto es porque al estar mojado, el agua inflama la cutícula del cabello, por lo que se vuelve más débil y puede romperse.
Mala alimentación: una dieta que no cuente con todos los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del organismo generará que este no utilice energía en funciones como mantener en buen estado el cabello. Por eso, se recomienda consumir alimentos ricos en proteínas como pescado y lentejas.
No cortarlo: muchas personas dejan pasar demasiado tiempo sin cortar su cabello para tenerlo más largo. Sin embargo, se recomienda hacerlo al menos en las puntas para que no comiencen a abrirse.
Peinarlo muy ajustado: las colas de caballo, trenzas y moños, recogidos en tensión excesiva, pueden debilitar el cabello. Esto es porque afectan a los folículos, sobre todo en pelo fino, por lo que lo mejor es llevarlos más flojos.
Frotarlo con la toalla: tras la ducha, es común utilizar esta técnica para extraer el agua que sobra del cabello. Sin embargo, esta puede arruinar tu pelo, por lo que es mejor enroscar la toalla directamente sobre la cabeza para que absorba el exceso sin dañarlo.